¿Se puede ser futbolista y no ser hortera?

¿Se puede ser futbolista y no ser hortera?

Miguel Ángel Fernández.
Miércoles, 18, Mayo, 2022

En una época en la que el deporte está cada vez más hermanado con la industria de la moda, tras años en los que “un hombre de verdad” debía renunciar a la depilación y las melenas eran sinónimo de insulto para figuras como Guti, surge el fanatismo por un deportista en especial, Héctor Bellerín que destaca entre sus compañeros por su singularidad vistiendo.

 

Desde mi desconocimiento y la poca cultura deportiva que me representa, encuentro grandes dotes como icono de estilo al jugador del Betis que ha hecho de su bigote y su pelo una huella de identidad inconfundible y que con su toque ‘vintage’ une la nostalgia a la modernidad, recordándonos que la moda es cíclica.

 

La moda forma parte de todos y cada uno de los ámbitos de la vida y el deporte es también uno de ellos. El futbol se ha caracterizado, durante mucho tiempo, por ser un deporte poco inclusivo pero, sin saberlo, los propios futbolistas han colaborado por acercar las tendencias a la vida cotidiana.

 

Aún recuerdo como en la década de los cincuenta resultó todo un escándalo el anuncio publicitario de Alfredo Di Stéfano combinando la equipación del Real Madrid y unas medias de mujer o la negativa de Daniel Passarella a convocar a Fernando Redondo a la selección argentina de fútbol por su resistencia a cortarse el pelo.

 

También las equipaciones han experimentado una evolución y se han dejado influenciar por la moda con el paso del tiempo. Es difícil hablar de moda y futbol y no nombrar a la marca Meyba que acompañó al Fútbol Club Barcelona durante más de una década y que nos dio momentos tan destacados como esa segunda equipación amarilla con las dos franjas blaugranas. Y es que Meyba funcionó con varios equipos, dando siempre el mismo patrón de camiseta pero que funcionaba a la perfección.

 

Del tiesto se salieron algunos diseñadores que quisieron romper con todo y acerca, quizá demasiado, la moda a los equipos deportivos como fue el sonado caso de la ‘Camiseta Kétchup’ del Athletic Club de Bilbao en 2004 o el smoking de la Cultural Leonesa que abrió hasta informativos de televisión en el extranjero.

 

Sin duda, el que más hizo por liberar de prejuicios frente al cuidado masculino fue David Beckham que, durante años, con sus tatuajes y sus cientos de cambios de look, acercó la metrosexualidad al típico español seguidor del panorama deportivo y reacio a consumir tendencias, más allá de la corbata que le regalasen sus hijos por el día del padre.

 

Detrás de él, llegaron muchos otros y los adolescentes empezaron a visitar las peluquerías con cromos de sus jugadores favoritos para imitar el peinado de Ramos o de Neymar. La moda y el fútbol fueron coincidiendo y uniendo lazos pero siempre desde una estética más hortera que elegante.

 

Los futbolistas han encontrado en la publicidad una fuente de ingresos casi tan rentable como sus propios partidos y eso es resultado, únicamente, de la industria de la moda. Reflexionad y pensad si, realmente existe deporte sin moda, yo desde luego creo que no.

 

Héctor Bellerín ha llegado para quedarse, independientemente de lo bien o mal que juegue, ha ido más allá y cuando todos los futbolistas de primera se atrevían a arriesgarse con la moda, ha demostrado que se puede abandonar la estética hortera que tanto aprecia Cristiano y tener un estilo acorde a las pasarelas.

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