El ocio nocturno trae por la calle de la amargura a los vecinos. Se quejan del ruido que produce la gente cuando bebe en la calle y de la suciedad que dejan en los portales y en las vías más céntricas de Valladolid tras salir de fiesta.
Juan es uno de los responsables del colectivo zona centro de Valladolid. Este colectivo se fundó en el año 2019 para paliar las consecuencias dañinas que arrastra el ocio nocturno para los vecinos y para la ciudad.
Este responsable explica a Tribuna Valladolid que “desde 2019” ha habido un “cambio de público” en los bares de la zona centro hacia uno “mas joven y agresivo” en cuanto al consumo de alcohol, dado que en los bares de esa zona los precios de las bebidas “son más bajos”, por lo que el centro está “descontrolado”. Este descontrol, denuncian los vecinos, les hace amanecer cada fin de semana con las calles mugrientas y los portales con “vomitonas y suciedad” .
Juan explica que la zona de ocio nocturno de Valladolid es “una mancha de aceite” que se extiende hasta la zona de Poniente. Desde que se dejó atrás el confinamiento, explica, han mantenido reuniones con el Ayuntamiento y han conseguido que se implantaran “medidores de ruido” en las zonas de “Coca, Doctor Cazalla y San Miguel”, además de solicitar estos espacios como Zona Acústicamente Saturada (ZAS).
La ZAS implicaría regular los horarios del ocio nocturno en las zonas donde más ruido se concentre, así como no conceder nuevas licencias hosteleras en los espacios afectados por esta normativa.
Sin embargo, lo que los vecinos reclaman por el momento es “más presencial policial” ante la “falta de seguridad” en las zonas. El colectivo zona centro insiste que la gente “bebe en la calle” y no dentro de los bares y el impacto acústico es “preocupante”. Aun así, Juan asegura que la “mayoría” de establecimientos de las zonas conflictivas “comprenden” el problema de los vecinos, quienes aseguran que es “imposible” abrir las ventanas en las noches de verano y reclaman que “ahora, la única solución” es que la policía “actué en la calle multando” a quien beba fuera de los establecimientos.
Además, los vecinos denuncian que “ha llegado el momento de poner la salud por delante de cualquier cosa”. Juan, como uno de los responsable del colectivo, sostiene que “antes” había más ambiente los jueves, mientras que el resto de días “se llegaba a un punto intermedio, pero ahora todo el fin de semana tiene la misma intensidad” y el impacto acústico se lo lleva “en mayor medida” la calle de Macías Picavea.