Tordesillas, origen de los primitivos toros de Garcigrande: Ganadería de Germán Pimentel Gamazo

Jesús López Garañeda firma este interesante reportaje para TRIBUNA, acompañado de las fotos de Fermín Rodríguez

José Ángel Gallego Vázquez
Jueves, 14, Julio, 2022
ActualidadSeminci

Y el encuentro ha sido, al fin, conseguido gracias al tesón y sobre todo a la amabilidad del propietario actual de la Finca El Monte y La Peña, sitio emblemático de Tordesillas donde pacieron los toros y rumiaron estrellas de su antigua ganadería brava, la magnífica ganadería de Pedro Gómez de Rozas Reinero y su hermanastro Tertulino Fernández Reinero y, por supuesto de Germán Pimentel, el último reducto que aquí conservó la bravura de un toro de lidia, cuya historia se cierra actualmente en el libro de Domingo Hernández 'Garcigrande' en tierras salmantinas de Alaraz.

Todo en la actualidad está arruinado, sin uso ni utilidad, pero manteniendo el vestigio de aquellos lugares en donde los toros eran dueños y señores de la grandeza campera de un sitio hermoso,acogedor, ensoñador, singular y bello como el resquicio que produjo en nuestro corazón pisar y respirar el aire, el silencio y la hermosura de un lugar como este de San Martín del Monte y La Peña esta misma mañana.

El camino serpenteante y a la sombra de encinas añosas nos acerca a la puerta de entrada donde los muros de piedra todavía conservan el hierro de los portones, y una base de piedra sostuvo uno de sus pies derechos, al lado del brocal del pozo de agua, mientras Daniel Barca Martín explica con afecto, singularidad y decisión toda la transformación de la finca que él adquirió en los años 90, así como los proyectos de protección, mejora y explotación racional de la misma. Y desde un cerrillo ondulante y elevado del terreno, junto a los restos de un viejo palomar derruido, contemplamos la plaza de tientas, aquella plaza en donde se probó la bravura de los toros sementales de Tordesillas. Un semicírculo trazado y cubierto de hierbajos no impide la reconstrucción visual del lugar y uno se imagina a los toreros de época que iban por allí a tentar las reses de esta ganadería que vendió y ultimó Germán Pimentel.

Las corraletas, la puerta del embarcadero, las dependencias y casas de mayoral y vaqueros, así como del ganadero, el silo del grano, la cuadra de caballos con el enchinarrado original? aún tienen en su decrepitud y estado el aliento humano para mantenerlo en pie y conservarlo con el proyectado anti ignífugo que mantiene unos años más el lugar que fue un ejemplo en la España ganadera de entonces.

Esta finca en la historia perteneció a Eduardo y Alejandro Fernández Araoz, gobernador que fue del Banco de España, y su esposa Carmen Marañón Moya. De ahí que el eminente doctor Gregorio Marañón fuera uno de los asiduos a pasar el verano en dicho lugar y donde a buen seguro se inspiraría para escribir alguno de sus magníficos libros de ensayos e historia.

Pero sigamos con el relato de este enclave ganadero hoy muerto para la causa, pero con la esperanza de un propietario para dotarlo de sentido, protegerlo, fomentarlo, cuidarlo y hacerlo producir pues ese es el sentido del hombre sobre la tierra: Crecer y multiplicar, superar lo recibido y aumentar el caudal de los denarios que el destino de la vida entrega a cada uno, para que los sucesores sigan y rieguen la raíz de su propia familia.

Las vigas de madera que todavía sujetan las techumbres marcan a quien mira una época de ayer cuando los hombres agrícultores y ganaderos amaban la tierra y los animales por encima de todo.

Y aunque en este caso, tras la renovación del firme de la carretera comarcal que taja la finca en dos partes, y el sesudo ingeniero haya cortado el paso con un quitamiedos metálico que impide totalmente llevar de un cuartel a otro las vacas, por donde atravesaban por su acceso natural de paso en el tiempo, impide el tránsito. Es posible que creyendo que hoy es ganado de carne el que pasta actualmente, el técnico táctico de la carretera desde su cómodo despacho haya pensado y cercenado este enclave natural de acceso del ganado de un cuartel a otro de la finca, sin darlo mayor importancia. Poco previsor este responsable que debería subsanar el tremendo error, pues no sabemos con el tiempo en qué quedarán las cosas.

En el siguiente reportaje de José FERMÍN Rodríguez, las fotografías de una mañana en la que encontramos el enclave ganadero del origen primitivo de los toros actuales de Garcigrande que, como dejó escrito el poeta Jorge Manrique: "No se engañe nadie, no/ pensando que ha de durar lo que espera/más que duró lo que vio/ porque todo ha de pasar/ por tal manera".

Gracias Daniel Barca por tu exquisita amabilidad para con nosotros y poder ofrecer este reportaje a nuestros lectores.

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