Siempre se dice que a los equipos jóvenes les falta colmillo en los finales difíciles. La victoria (29-26) del Caja Rural Aula Valladolid, un equipo plagado de jovencísimas jugadoras, ante el Atticgo Balonmano Elche desmontó el mito de un plumazo. Porque las de Miguel Ángel Peñas se levantaron en los momentos difíciles y jugaron unos cinco últimos minutos que hubiera firmado cualquier equipo veterano. Ese grupo de jóvenes se enfrentó a la defensa del Elche, que tantas veces ha hecho sufrir a las vallisoletanas, y demostró que quieren competir con cualquiera.
El primer gol del partido llegó a la carrera. Y, como no podía ser de Ota manera, fue del Caja Rural Aula Valladolid. Y llegó después de dos grandes paradas de Carmen Sanz, que detuvo un siete metros e hizo una gran intervención ante Zaira Benítez para que Inoa Lucio pudiera salir en primera oleada y desatar la marea vallisoletana. Porque en cuatro minutos, el Caja Rural Aula Valladolid puso contra las cuerdas al Atticgo Ba-lonmano Elche, todo un aspirante a la liga (4-0, min.5). Lo hicieron desde un 6:0 férreo, capaz de mantener la rapidez de piernas para frenar a la temible primera línea ilimitada.
La pegajosa defensa que siempre plantea Rocamora no era entonces un problema para las blanquiazules, que apenas se enfrentaban al ataque en estático empujadas por la portería y la velocidad de sus extremos. El entrenador ilimitado pidió tiempo muerto para calmar los ánimos y mostrar el camino a sus jugadoras, que buscaron el hueco para que Danila So Delgado, exjugadora pucelana, abriera su marcador (5-1, min.7).
Las defensas se endurecían en ambos lados y, mientras las vallisoletanas se veían casti-gadas con siete metros, las ilimitadas sufrían dos exclusiones (Danila So Delgado y Paola Bernabé) en los primeros 10 minutos. Precisamente, la primera inferioridad iba a pasar factura a las vallisoletanas. Porque la excluida fue O?Mullony y porque se vieron obligadas a enfrentarse a la defensa ilicitana, esa que tantas veces se les ha atragantado. Así, al llegar al ecuador de la primera mitad, el marcador ya se había ajustado (8-7, min. 15).
Y entonces llegaron las dos exclusiones consecutivas de las ilicitanas, que se vieron incluso con cuatro jugadoras durante unos segundos. Pero, justo en ese momento, llega-ron los errores en el lanzamiento de las blanquiazules, que se habían mostrado casi in-tratables ante la portería rival. Fue el momento de encomendarse a O?Mullony y sus penetraciones hasta los seis metros para mantener una ventaja de tres goles cuando res-taban algo menos de diez minutos para el final.
También llegaron los cambios, con Teresa Álvarez dando el relevo a Elba Álvarez y con las nuevas incorporaciones asumiendo protagonismo. La producción ofensiva bajó, pero aguantó lo suficiente como para llegar con dos goles de ventaja a los últimos cinco minutos de la primera mitad (12-10, min.25).
Fue ahí donde Carmen Sanz se hizo enorme para llegar hasta el infinito e impulsar de nuevo a su equipo hasta los cuatro goles de ventaja al descanso (15-11). Aunque la mejor noticia para el Caja Rural Aula Valladolid es que todo el equipo respondió, que esa unidad B, compuesta por jovencísimas caras nuevas, se cerró en defensa y sobrevivió en ataque para firmar un parcial parcial de 3-1.
El partido regresó con los vestuarios con una defensa más agresiva del Atticgo Balon-mano Elche, que obligaba a las vallisoletanas a ir al límite. Aparecieron las pérdidas locales y un parcial de 0-3 que ajustó el marcador hasta 17-15 (min. 37). Era el momento de saber si l as ilimitadas se iban a acercar definitivamente eme el marcador o si las vallisoletanas iban a aguantar su ventaja. Por si acaso, Carmen Sanz seguía sumando paradas para que se superara el minuto 40 con una nueva ventaja de cuatro goles (20-16).
Pero el Atticgo Balonmano Elche no ha construido un equipo que este año aspira a todo para rendirse sin más. La amenaza ilimitada tomó los nombres de Danila So Delgado y Paola Bernabé para reducir la ventaja blanquiazul al mínimo (22-21, min. 47). Y para hacerla desaparecer con un gol de Danila So Delgado a tan solo ocho minutos para el final (24-24).
Se agarró entonces el equipo de Peñas a su defensa y a la fe de O?Mullony para aferrar-se al partido y entrar en los últimos cinco minutos uno arriba (26-25). El primer partido de la temporada hacía que Huerta del Rey hirviera como siempre. Sobre todo porque dos errores consecutivos de las incitadas y un gol de Savina Bergara empujaron a un equipo que no quería dejar de creer.
Dos pérdidas consecutivas de las visitantes dieron alas al Caja Rural Aula Valladolid, que amarró la victoria a poco más de un minuto del final, cuando Teresa Álvarez se plantó en los seis metros e hizo que Huerta del Rey contuviera el aliento con su lanza-miento. El balón rebotó en el larguero para luego votar dentro de la portería. Era el 28-26 que espantaba todos los fantasmas pasados, presentes y futuros. Esta vez, el Caja Rural Aula Valladolid se llevaba el partido igualado.