Las mujeres de Castilla y León tienen su primer hijo cerca de los 32 años, en concreto con 31,82 años de media. Una edad más de seis años por encima de los 25,63 con los que, de media, las mujeres de la Comunidad tenían a su primer retoño hace cuatro décadas.
Así figura en la serie histórica que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realizó sobre la evolución de la dinámica natural en España y Castilla y León entre los años 1975 y 2020, recogida por el Consejo Económico y Social (CES) de la Comunidad y consultada por Ical, y en la que se aprecia un aumento progresivo de la edad de maternidad tanto en Castilla y León como en el conjunto del país durante los 40 últimos años.
De hecho, en Castilla y León la edad media de la maternidad en 1980 fue la más baja de la serie histórica desde 1975, con 28,72 años frente a los 32,75, cuatro por encima, que indica la tabla de evolución de la dinámica natural en el país y la Comunidad elaborada por el INE. No obstante, esa edad media era aún menor hace cuarenta años en el conjunto de España, en concreto de 28,2. La evolución nacional experimentó así un progresivo aumento de la edad media muy similar en cifras al de Castilla y León, ya que la media en el año de la pandemia de COVID se situó en 32,32 años, también en el entorno del medio punto por debajo de la Comunidad castellana y leonesa.
Lo mismo sucede con la edad media en que las mujeres en España tienen a su primer hijo, ya que si en Castilla y León era de 25,63 en 1980 y subió más de seis años hasta los 31,82 de 2020, en España la media apenas superaba los 25 años hace cuatro décadas, con 25,06, y ahora es también más de seis años superior, en concreto 31,22.
El estudio de la serie histórica marca así un crecimiento casi constante de la edad media de la maternidad en Castilla y León, ya que tras las pequeñas modificaciones hacia arriba o hacia abajo pero en la media de los 28,8 años producidas en la década de los 80, a partir de 1989, cuando se superaron por primera vez en doce años los 29 de media, el crecimiento no frenó hasta superar los 31,5 años en 2001. La edad media continuó aumentando en las dos últimas décadas, aunque de manera más sostenida, hasta situarse en los 32,75 años de 2020.
Pero si el crecimiento fue sostenido, aunque con ligeras fluctuaciones en las décadas de los 80 y los 2000, con respecto a la edad media de la maternidad en Castilla y León, más aún lo reflejó la edad media de la primera maternidad, ya que apenas entre 2002 y 2008 existieron años con un ligero descenso. En todos los demás cambios de anualidad, la edad media fue en aumento en la Comunidad, hasta alcanzar los 31,82 del año 2020.
DE DOS HIJOS A UNO DE MEDIA
Otro de los parámetros que reflejaron un crecimiento progresivo en los últimos 45 años, fruto de los cambios sociales experimentados por el país y la Comunidad, fue el porcentaje de niños nacidos de mujeres no casadas. Así, en España apenas el 2,02 por ciento de los retoños que llegaron al mundo en 1975 procedían de madres que no habían contraído matrimonio, siendo aún menor el porcentaje en Castilla y León (1,74).
Sin embargo, en 2020, casi la mitad de los niños nacidos en el país proceden de una mujer no casada (47,59 por ciento), siendo algo menor, aunque igualmente relevante, el porcentaje en Castilla y León (46,64 por ciento). Eso sí, estas cifras experimentaron por primera vez un decrecimiento desde principios de los años 90, ya que en 2019 eran el 48,41 por ciento a nivel nacional, y el 47,28 por ciento en el ámbito autonómico, los niños nacidos de una mujer no casada.
Solidifica el cambio de tendencia en la maternidad en las últimas cuatro décadas el número de hijos por mujer, que en 1980 se situaba en el entorno de dos en Castilla y León (2,03), siendo algo superior en la media nacional (2,21), y que ahora se ha reducido hasta 1,1 en la Comunidad y 1,19 en el conjunto del país, lo que explicita que las mujeres tienen, de media, un hijo menos que hace 40 años.
Esta tendencia, no obstante, no ha sido siempre decreciente, como muestra la evolución de la dinámica natural en España y Castilla y León recogida por el INE año a año. Y es que tras un descenso progresivo durante los años 80 y el primer lustro de los 90 hasta la media de 0,96 hijos por mujer alcanzada en 1996, comenzó una progresiva estabilización en el segundo lustro de la última década del pasado siglo que derivó en un sostenido crecimiento desde el año 2001 hasta alcanzar la media de 1,22 hijos por mujer de 2008. A partir de ahí, la progresión ha ido cambiando año a año aunque en los tres previos a 2020 comenzó a descender hasta la media de 1,1 actual.
Por ciudades y periferias urbanas de Castilla y León, el índice sintético de fecundidad, que es como también se nombra al número de hijos por mujer, sitúa curiosamente a la capital y periferia más despoblada, Soria, con el mayor índice de la Comunidad con 1,28 hijos por mujer. Le siguen, aún por encima de la media autonómica, Ávila (1,23), Burgos (1,17), Aranda de Duero (1,14), Palencia y Segovia (1,12), y Miranda de Ebro y Valladolid (1,11).
El oeste de la Comunidad, por el contrario, agrava su progresiva sangría poblacional con un índice sintético de fecundidad que apenas supera el hijo por mujer en Salamanca (1,07), se sitúa en la unidad en Ponferrada y Zamora, y baja hasta el 0,97 de media en León capital y su periferia.
MENOR DENSIDAD DEL PAÍS
Los cambios experimentados durante los últimos 40 años en relación a la natalidad se reflejan así en la disminución de siete nacimientos por cada 1.000 habitantes en Castilla y León en las pasadas cuatro décadas, al pasar de los 12,8 que se experimentaban por cada millar de personas de la Comunidad en 1980 a las 5,71 que reflejaba en 2020 la evolución de la dinámica natural en España y Castilla y León consultada por Ical.
Si a ello se le suma el aumento de casi seis muertes de media por cada 1.000 habitantes, al pasar de las 8,17 de 1980 a las 15,14 de 2020, Castilla y León experimenta un crecimiento natural negativo, o decrecimiento natural, de -9,43, frente al crecimiento positivo que experimentaba en 1980, que ascendía a 4,63, lo que arroja más de 14 unidades de diferencia por cada 1.000 habitantes.
Esto repercute también, a pesar del saldo migratorio positivo de los últimos años, en un descenso poblacional que convierte a Castilla y León en la comunidad más despoblada del país en términos de densidad, dado que, con datos de la Estadística del Padrón Continuo del INE y del Instituto Geográfico Nacional consultados por Ical, en 2021 el territorio castellano y leonés contaba solo con 25,29 habitantes por kilómetro cuadrado, lejos de la media nacional de 93,65, y también por debajo de otras comunidades profundamente despobladas como Extremadura (25,45), Castilla-La Mancha (25,79) o Aragón (27,79).