Piden seis años de cárcel por estafar 3.800 euros a una pareja
Les hicieron creer la concesión de un préstamo, y para ello necesitaban todos sus datos personales y bancarios
El Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid ha condenado a las hermanas A.I. y M.G.C. a penas de nueve meses y once meses de cárcel, respectivamente, como autoras de un delito continuado de maltrato animal relacionado con el criadero ilegal de Yorkshire que la Policía Municipal de Valladolid descubrió que ocultaban en abril de 2020 en un local de la capital.
En su sentencia, el juzgador impone a A.I. la pena más baja, posiblemente por error, al aplicarle la atenuante analógica de alteración mental, cuando en realidad es su hermana mayor, M, la que padece el síndrome de 'Noé' alegado por su defensora, al tiempo que impone a las dos la inhabilitación por dos años para el ejercicio de oficio, profesión o comercio que tenga relación con los animales ypara la tenencia de animales y, en concepto de responsabilidad civil, la obligación de indemnizar de forma conjunta y solidaria al Ayuntamiento con un total de 14.559 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
"¡Qué los perros estaban sucios, sí, pero para nada estaban desnutridos ni habían sido maltratados!", fue alegato que las hermanas AI. y M.G.C, titulares de un criadero de medio centenar de perros de la raza Yorkshire que la Policía Municipal descubrió en abril de 2020 en un local de Valladolid, mantuvieron este lunes frente a la petición de pena de entre seis meses y un año de cárcel que solicitaron para ellas, respectivamente, Fiscalía y Ayuntamiento.
En su declaración, ambas hermanas rechazaron de plano que los 52 Yorkshire que la policía halló en un local de 60 metros cuadrados en el número 14 de la calle Santa Clara hubieran sido objeto de maltrato alguno y explicaron que los animales llevaban tan solo mes y medio en dicho espacio cuando fueron localizados, en concreto desde el 12 de marzo de 2020.
Los perros eran propiedad de su padre, quien sí poseía permiso de criador, y los habían llevado al local alquilado en Valladolid desde su emplazamiento original en el chalé familiar de Ciguñuela a raíz de la muerte de su progenitor en 2016 y ante el hecho de que en marzo de 2020 el Gobierno, fruto de la pandemia, decretara el estado de alarma.
"Nos quedamos con los perros en recuerdo de mi padre, pero no para hacer negocio con ellos. Al llevarlos a ese local, ante el estado de alarma, teníamos más facilidad para atenderlos", indicó A.I, la pequeña de las hermanas, quien aseguró que el establecimiento estaba ventilado, tenía iluminación y en él los canes estaban alojados en una especie de parques infantiles de los que les sacaban cada día a la calle durante unos diez minutos.
Tanto ella como su hermana reconocieron que los perros carecían de microchip pero aseguraron que todos ellos eran vacunados y desparasitados cada tres meses, tarea que realizaban ellas mismas y un veterinario de la acera de Recoletos que han preferido mantener en el anonimato para no meterle en problemas.
"¡Fue todo un cúmulo de situaciones que nos superó. Que estaban sucios, sí, pero ni desnutridos ni maltratados! Queremos a los animales pues nos hemos criado desde pequeñas con ellos", insistió A.I, cuya hermana mayor mantuvo que los únicos cuidados que les falta a los canes era el baño y el cepillado. "Los teníamos allí de forma provisional pero con lo del estado de alarma pasó lo que pasó. No teníamos intención de mantenerlos en el local más de quince días", aseveró M.G.C.