Las y los cómplices de Errejón
Lo que hace tiempo pensé que era la cúspide del surrealismo ha ido evolucionando. Hace un año fui al gimnasio, después de varios meses de baja, y me encontré una pasarela de moda. La gente ya no iba a hacer ejercicio, sino a lucir leggins y hacerse fotos para Instagram.
No quiero pasarme de insoportable y no volveré a nombrar el gimnasio en estas fechas, aunque, después de las comidas de estos días, a más de uno nos va a hacer mucha falta. Pero el postureo en torno a las actividades deportivas sigue en cabeza esta temporada más que nunca.
Es imposible meterse en las redes sociales y no ver a al menos dos amigos, un compañero de trabajo y un ex esquiando en las pistas de Andorra. Absolutamente todo el planeta se va a pasar lo que queda de mes de diciembre y unas cuantas semanas del próximo año nuevo luciendo esquís en alguna pista blanca de la Península Ibérica.
Lo fuerte es que yo estoy convencido de que ni a la mitad les gusta hacer deporte. Es imposible, no porque lo diga yo, sino por estadística, que a todas las personas que sigo en Instagram les encante el ejercicio y hayan decidido pasar sus vacaciones navideñas en Sierra Nevada.
Hay personas que añoran el verano desde que ponen un pie en septiembre. Y hay otras que celebran la llegada del invierno por todo lo alto. Para ellos, esquiar es más que un deporte, son las vacaciones perfectas y una forma de vida. O una forma de dar envidia.
Solo de pensar en lo cansado que tiene que ser ponerse y quitarse esos monos de nieve tan ajustados me tengo que echar la siesta.
Eso sí, viendo a las influencers más famosas del panorama nacional beber Moet y tomar el sol en el après-ski de Baqueira se entiende todo mucho mejor. Es diferente la práctica deportiva de la moda de invierno.
Las gafas de espejo y las botas de pelo me hacen pensarme lo de ir a pasar frío a Candanchú o Formigal para fin de año. Está claro que se trata de un deporte algo elitista y que, últimamente, si quieres ser alguien ya no tienes que llevar el 'shopper' de Louise Vuitton, ahora tienes que llevar los plumas y las botas de esquiar de Dior.
Nunca estuvo tan a la moda morirse de frío.
Victoria Beckham, Kate Moss y hasta la buena de Lady Di en su día nos enseñaron lo glamuroso que es deslizarse por la nieve. Y nuestro amigo Amancio Ortega nos ha hecho un favor al resto de los mortales y ha sacado una colección low cost de estos uniformes en su tienda online de Zara.
Aun así, me pensaré mucho lo de cambiar el sofá y el pijama por la nieve y la bufanda. Porque el que tiene clase, la tiene hasta comiendo polvorones y viendo el especial de Navidad que presentan Paz Padilla y Joaquín Prat.