"Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida", dijo en cierta ocasión Woody Allen, en referencia a las incertidumbres que depara lo que está por venir, aquello que no conocemos. Es la emoción de la vida, no saber qué nos espera a la vuelta de la esquina. Metidos de lleno en la vorágine del día a día, a veces es conveniente detenerse a meditar que la existencia en este mundo son tres días...
Acabamos de estrenar año, que como todos traerá consigo lo bueno y lo malo de la humanidad. Tampoco será en 2023 cuando se acaben las guerras, la miseria o el hambre que afectan a tantos millones de personas. Pero sí será cuando continúen los avances sociales, los gestos de generosidad y tolerancia, los descubrimientos científicos, la creación cultural o las ganas de disfrutar de la vida.
A nivel internacional, 2023 ha comenzado como terminó su predecesor, con la guerra de Putin, con una asonada extremista en Brasil y con la economía mundial cogida con alfileres. En España se han activado las habituales rebajas, en las tiendas y comercios y también en el ámbito político, en un año, no lo olvidemos, electoral. Y al nivel más cercano, aquí empezamos con la tradicional concentración invernal de motos Pingüinos.
Suerte tenemos en Valladolid de estrenar el año con los pingüinos (al frío -qué remedio- estamos acostumbrados). Después de más de cuarenta años, la llegada de las motos nos recuerdan nuevamente que vida no hay más que una y que hay que vivirla con ganas, con intensidad, con pasión a ser posible. Los moteros representan a la perfección las ansias de viajar en libertad, de compartir momentos de amistad con sus iguales, de gozar, de no olvidar a los que se han ido.
Llenan hoteles, restaurantes y bares. Dejan más de cinco millones de euros en la ciudad y alrededores y visten de ambiente, color, luces y ruido Pucela durante cuatro días. Pese a que también hay quienes se quejan por la algarabía que se monta en la ciudad, ¡bienvenidos pingüinos!. Es una gran manera de inaugurar 2023. Ocurre desde 1982, aunque entonces eran "cuatro benditos chalados".
El espíritu y las actividades de la concentración motera traspasan fronteras. Serán alrededor de 30.000 inscritos. Venidos de toda España, Europa y de algún que otro lejano país, situan Valladolid en el mapa. Se han convertido en el mejor escaparate internacional de la ciudad, que recibe una más que destacada atención en los medios de comunicación y en las redes sociales de medio mundo. Venir a esta tierra en enero a pasar cuatro días tiene mucho mérito. Y un toque de rebeldía contra los elementos climáticos.
No sabemos cómo nos tratará 2023 en lo social o en lo personal. También -claro- se trata de poner de nuestra parte para que todo vaya de la mejor manera posible. La concentración motera puede ser un gran ejemplo a seguir a la hora de encarar el nuevo año. Es el futuro más cercano y hay que ir a por él. Como decía Miguel de Unamuno: "Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado".