Hace poco más de un año, en unas Cortes de Castilla y León con aroma de liquidación, el profesor Ramón Tamames hablaba en un acto organizado por este periódico de los valores de la Transición democrática y los posteriores Pactos de la Moncloa. En ambas cuestiones estuvo especialmente involucrado el profesor, convertido ahora en uno de los protagonistas de la actualidad política en España a colación de una moción de censura que VOX quiere impulsar apoyado en la figura de uno de los principales intelectuales de este país.
Acababan de celebrarse las elecciones anticipadas en Castilla y León, con un nuevo resultado que abría la posibilidad a un pacto entre Partido Popular y VOX; una alianza hasta entonces inédita en España pero que se convertía en una única opción para formar un Gobierno estable. Existían reticencias, pero Tamames lo vaticinó dirigiéndose al público. "Ustedes tendrán un Gobierno entre PP y VOX". Así fue.
Ciudadanos no ha dejado de reprochar en estos meses a Fernández Mañueco "el tremendo error" que supuso liquidar las Cortes regionales y convocar elecciones anticipadas. Para el presidente, su prioridad era espantar el fantasma permanente de la moción de censura que, asegura, tenía encima como espada de Damocles por la sintonía que ya habían mostrado Ciudadanos y el Partido Socialista. Además, conviene recordar que el adelanto electoral le reportó al PP de Castilla y León una victoria que no había conseguido el año anterior. Es decir, la inesperada fórmula le salió más o menos bien aunque con unas expectativas menores de las esperadas porque las encuestas se fueron desmembrando según se acercaban las elecciones hasta manejar datos que, incluso, dudaban de la victoria popular.
El PP tiene que soportar a VOX. No le queda otro remedio. Pero en esta convivencia el mayor desgaste lo está sufriendo, sin duda, el partido de Santiago Abascal. Los modales de sus representantes, sus salidas estemporáneas, reafirman al PP porque le sitúan en una línea más moderada que está sabiendo manejar no sin el sufrimiento de verse envuelto en un discurso que no es el suyo. En Castilla y León, VOX tiene una dinámica demasiado dependiente de Madrid. Lo ha demostrado en sus primeros meses de experiencia de Gobierno y también en la designación de candidatos a las diferentes alcaldías donde puede tener una influencia vital para cambiar el signo en importantes gobiernos municipales. El vicepresidente, García Gallardo, ha asumido un papel más ideologizado que institucional y comportamientos como los del consejero Mariano Veganzones están más cerca de la caricaturación del personaje que de un alto cargo con un pasado de diálogo totalmente diferente al guion que mantiene ahora.
Seguramente el Gobierno regional siga su camino con esas habituales luces y sombras, aunque el calendario electoral pueda marcar una dinámica diferente en función de unos resultados que pueden obligar a nuevos pactos o alianzas municipales o nacionales. De momento, el PP sabe que no sufrirá una moción de censura, pero tiene que saber padecer y muchas veces no resulta fácil mirar para otro lado.