La historia de la reja de la Catedral de Valladolid que se expone en el Museo de Nueva York

Fue vendida en 1927 y nunca ha vuelto a pisar suelo vallisoletano

Pablo Álvarez Rodríguez
Domingo, 26, Marzo, 2023
Cultura

El Museo Metropolitano de Nueva York es uno de los más conocidos a nivel mundial. Cada año, recibe 6 millones de visitantes. Dentro de sus galerías, se pueden encontrar obras de pintores de la talla de Velázquez o Rembrandt.  En las casi 250.000 expuestas, hay una que llamaría la atención del público vallisoletano, la antigua reja de la Catedral de Valladolid.

La historia que hay detrás de este hecho es cuanto menos curiosa. Hay que transportarse a las primeras décadas del siglo XX para entender el motivo de la venta de uno de los elementos artísticos de la ciudad. Una de las obsesiones de William Randolph Hearst, el magnate de la comunicación y propietario del New York Journal, era el arte. Durante décadas, movilizó recursos por todo el continente para tratar de decorar su mansión de California con piezas llegadas desde el Viejo Continente. 

María José Martínez Ruiz, profesora de la Universidad de Valladolid, ha editado la monografía 'La destrucción del patrimonio artístico español' sobre el afán acaparador del estadounidense junto a José Miguel Merino de Cáceres . "Hearst mostró interés por todo el patrimonio artístico español, en sus más variadas manifestaciones: restos arquitectónicos, esculturas, pinturas, cerámica, pintura, tapices, mobiliario, techos, azulejos, rejas, puertas, ventanas, armas, armaduras..., con lo cual hubo numerosas piezas  procedentes de toda la geografía española, incluida Valladolid", describe María José para Tribuna. En su afán coleccionista, la reja de la Catedral de Valladolid apareció en su radar.

El origen de la pieza data del siglo XVII, concretamente de 1763. La obra fue fruto del trabajo de Rafael Amaezúa y, durante siglos, formó parte de la Catedral. Con el tiempo, perdió su lugar en el templo y pasó a segundo plano. En el momento de la venta, la reja no era más que un escombro para los intereses del arzobispado. "Fue vendida por el cabildo de la catedral de Valladolid, cuando esta ya se encontraba desmontada, pues fue desestimada en las reformas del interior del templo acometidas en tiempos del arzobispo Remigio Gandásegui", explica María José. A pesar de ello, los intermediarios de Hearst en España mostraron interés en adquirir la reja.

En 1927, el conocido magnate escribió por correspondencia su deseo de hacerse con "una bella reja de hierro". Dos años después, sus intermediarios en España iniciaron los trámites de compra. En aquel momento, la reja no tenía un precio establecido, lo que motivó al arzobispado a buscar una tasación acorde a su valor. "El precio de la reja se estableció pidiendo consejo a un maestro herrero-cerrajero de la ciudad, Sr. Cid, (quien la valoró en ochenta o noventa céntimos el kilo) y el precio se fijó finalmente en una peseta y quince céntimos el kilo", describe.

500 pesetas fue la cifra que alcanzó la compra, un valor muy por debajo de su importancia. "No fueron singularmente valoradas por sus vendedores las cualidades históricas y artísticas de la reja, dado que se vendió al peso, como hierros viejos e inservibles. De otro modo, se hubiera solicitado consejo a miembros de la Comisión Provincial de Monumentos o a las Reales Academias, se hubiera atendido a la valía artística y antigüedad de la obra", explica.

Una vez adquirida por la propiedad norteamericana, la reja se despidió  de una catedral a la que nunca regresaría. Fue enviada por piezas a Valencia, desde dónde se embarcó en dirección a Nueva York.

La idea original es que la reja sólo estuviera de paso por Nueva York antes de ser traslada a la mansión de Heart en California. Allí pasó varias décadas a la espera de un Hearst que realmente nunca estuvo interesado en la reja.  En 1942, las consecuencias económicas de la Crisis del 29 todavía afectaban al negocio familiar del magnate, lo que motivó la venta de la reja al Museo Metropolitano de Nueva York.

El Museo no tenía intención de exponer la reja, sino que buscaban intercambiarla con el gobierno de Franco por el ábside de la Iglesia de San Martín de Fuentidueña. Sin embargo, la transacción final incluyó otras obras de arte de origen español, dejando a la reja en propiedad del museo."Hubo dos ocasiones en las que pudo regresar a España, fue ofrecida como pieza que podía ser intercambiada por otras requeridas por el Metropolitan Museum of Art, pero finalmente no se materializo en intercambio por tal pieza", explica María José. Desde entonces, la reja se expone en el Museo a la vista de todas las personas que desconocen la historia detrás de una obra de firma vallisoletana.

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