Valladolid, la melodía de grandes talentos
La ciudad es la cuna de artistas musicales que han llevado a la ciudad por bandera
La música exige un equilibrio perfecto entre intelecto, emoción y temperamento. El maestro Juanjo Mena que dirige esta noche la Orquesta Sinfónica de Galicia está empeñado en conseguir ese equilibrio. Para esto cuenta con el entusiasmo de los músicos. Se nota desde la butaca que la imparable energía que desprende esta sinfónica. Técnicamente, su respuesta a Scapino: A Comedy Oberture de William Walton fue muy buena, equilibrada y precisa.
El secreto de una orquesta está en su fuerza comunicativa, en la actitud frente al tedio de otras orquestas funcionariales; esta se nota que se deja la piel en cada nota. Y si además la dirige el maestro Juanjo Mena, para qué queremos más. Es una felicidad verle. Como comparte con público y músicos la fuerza de la música que es al fin y al cabo lo que se tiene que buscar en la música.
Luego llegó el Concierto para violín nº 1, op. 15 de Benjamin Britten y apareció en el escenario del CCMD el fabuloso violinista James Ehnes con un Stradivarius 'Marsick' de 1715 y aquello tomó marchamo de noche inolvidable. La música que salía de este violín se convirtió de repente en un vínculo de emociones y anhelos con significado espiritual que conmocionó al oyente por su fuerza indestructible. James Ehnes exploró a las mil maravillas todos los matices del concierto de Britten con un pulso dramático y una elocuencia fuera de serie.
La Orquesta Sinfónica de Galicia exhibió músculo con la Sinfonía nº 1 de Edward Elgar poniendo el acento dramático y mayor brillantez en los vientos y las cuerdas mostrando su finura y agilidad. Tiene esta orquesta un sonido redondo y el director Juanjo Mena la imprime una energía rítmica marca de la casa.
Viendo como pasa las hojas de la partitura Juanjo Mena, ahora con mimo, luego con violencia, después con temple, te das cuenta claramente que es un directo cultivado. Cuenta el estupendo actor Luis Zahera que un día paseando por Santiago le hechizó un guitarrista gitano. Era, cuenta, un ser milagroso. Le pregunté: "¿Cómo hay que hacer para llegar a tu nivel?" Contestó: "Hay que saber muchas cosas". Eso es lo que se aplica Juanjo Mena cada vez se pone al frente de una orquesta. Y como lo agradece el público.