Rebajas, saldos, promesas y cuentos electorales

Pedro Santa Brígida
Jueves, 20, Abril, 2023

Transitamos por uno de esos años en los que las convocatorias electorales lo contaminan casi todo. Desde hace tiempo venimos oyendo hablar de originales proyectos políticos que van a mejorar la vida de las personas, que van a resolver viejos problemas de toda la vida. En poco más de un mes habrá elecciones municipales y autonómicas a nivel nacional, no en Castilla y León donde sólo votaremos a nuestros alcaldes porque ya hubo urnas regionales en 2022. A finales de año será el turno de decidir quién gobierna el país.

Como es habitual en estos períodos, los partidos políticos -los candidatos- nos hablan de proyectos de futuro, de soluciones, de brillantes ideas. Quienes han gobernado se afanan en finalizar proyectos y obras y en recordarnos lo bien que lo han hecho, al contrario de los que han estado en la oposición en estos últimos años, que intentan convencernos de que ellos lo harán mucho mejor. Es el juego de la política.

En tiempos preelectorales los ciudadanos debemos estar ojo avizor más que nunca, creernos lo justo o ni siquiera eso, como decía Von Bismarck en el siglo XIX: "Nunca se miente tanto como antes de unas elecciones...". Cierto es que en esto, como en todo, hay candidatos más y menos sensatos, creibles y falsos, realistas y vendehumos. Somos los votantes quienes debemos seleccionar qué promesas son posibles y cuáles no, aunque en los tiempos que corren hay demasiado palmero que siempre cree en los suyos y nunca en los otros.

Los comicios de este año son un tanto extraños porque parece que lo único que nos estamos jugando es la política nacional. Y no es así. Para nada. Cierto es que, ante las expectativas electorales, el Gobierno presidido por Pedro Sánchez ha iniciado la precampaña de las generales con demasiados meses de antelación. Los ministros llevan semanas visitando provincias y concediendo multitud de entrevistas, apoyando a candidatos locales sí pero, sobre todo, vendiendo nuevas propuestas y gestión gubernamental y, por supuesto, atacando a la oposición en el Congreso.

Un ejemplo, ahora estamos inmersos en el debate de cómo bajar el precio de los alquileres de la vivienda. Se trata de un tema de Estado que está invadiendo la política local. Es un asunto muy importante, claro, pero que intencionadamente está relegando a un segundo plano las propuestas autonómicas y municipales propias de cada territorio. Es el caso, también como ejemplo, del anuncio del alcalde Valladolid, Óscar Puente, de la construcción de un futuro parque acuático ubicado en terrenos públicos de la ciudad, una cuestión que tiene enjundia y un interesante debate en plena ola de sequía.

Esta contaminación de la política local está planificada desde los despachos de Moncloa, donde los gurús del marketing político han iniciado un proyecto de "salvar al soldado Sánchez", a costa de dejar a un lado a los candidatos socialistas locales, algunos de los cuales no quieren ver al presidente ni en pintura hasta después del 28 de mayo. Los sondeos electorales, salvo los de Tezanos, dicen lo que dicen.

La política local y autonómica es la más cercana a la gente corriente, por ello resulta paradójico que desde fuera se intenten dejar en un segundo plano los asuntos que se sustancian en ayuntamientos y comunidades autónomas, por el espúreo interés de los protagonistas del primer Gobierno de coalición de la historia reciente de España. Tanta Ley del sólo sí es sí, tanto rey emérito, tanta ley de vivienda, cuando el personal lo que desea es tener un trabajo digno y que la sanidad, la educación y los servicios sociales funcionen correctamente.

En las próximas semanas, en realidad durante todo el año 2023, escucharemos infinidad de propuestas electorales y habrá de todo: Rebajas, saldos, promesas reales y cuentos. Tal y como escribió Quevedo allá por los albores del siglo XVII: "Nadie ofrece tanto como el que no va cumplir".

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