Este vino sale de tierra de bruxas, de celtas, de senderos ocultos y bosques encantados. Se extrae de leyendas y de demonios, de cantos prohibidos y del ánima de gentes que ainda no puede o no quieren irse.
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Te presento a La Revelía
Aquí está Revelía, el gamberro de la cosecha. ¡Si ya conoces a Polvorete y El Zarzal, ahora nos las vemos con esta joyita berciana! Aunque el año sea caluroso, no os preocupéis, que las uvas cogen en el punto justo de madurez gracias a las lluvias caprichosas durante la vendimia. Así que tendremos un vino bien frutal, pero sin pasarse de maduro, ¿eh?
En nariz, Revelía es un escándalo: limpio, intenso y con esa fruta que manda. Pero ojo, no es un vino de novatos, no. Aquí encontramos una complejidad que te estoupa la cabeza, con notas maduras, frutas blancas, melocotón e incluso un toquecín de membrillo. Además, gracias a su paso por madera y el tiempo que ha pasado en botella, también se asoman notas sutiles de flores secas, flores blancas, manzanilla, azahar... Y alguna pizca de cítrico, pero que se esconde juguetón.
Este vino tiene un potencial aromático de flipar. Cuanto más tiempo le demos en la copa, más secretos nos revelará. ¡Es una experiencia completa, como estar en el mismísimo corazón del Bierzo!
En boca, Revelía se planta con cuerpo y cierta untuosidad, pero sin pasarse de pesado. La acidez natural del godello está ahí, como debe ser, pero la madera y la crianza le han dado un toque suave y equilibrado. Es un vino largo, con múltiples sensaciones y un posgusto que te parece que te dé arrumacos. La boca queda de lo más redondeada, sin rastro del roble. Y es que hemos sido muy respetuosos con él, controlando la crianza para que no se nos vaya la mano. ¡Esto es pura uva berciana sin trangalladas!
Con su potencial y longitud, este vino es un todoterreno gastronómico. Es el rey de las mesas, el aliado perfecto para los platos más exquisitos de nuestra tierra. Quien se atreva, es el momento del botillo y los cachelos... sin ser lambrión, ¿eh? :D
Así que, ahí lo tienes, Revelía. Un vino con carácter, rebeldía y una versatilidad que te va a dejar como si escucharas el Santa Bárbara bendita. ¡Disfrútalo en buena compañía y acompáñalo con los manjares que nos brinda El Bierzo! ¡Salud y buen provecho!
CÓMO Y DÓNDE SE CATA DISFRUTA
La Revelía es un vino con posgusto, un vino que crea un recuerdo. Un vino completo que ha tomado una uva godello y la ha llevado a la esencia máxima para que te quede en la memoria para toda la vida.
Y hay un lugar en El Bierzo que te hará a ti lo mismo. Balboa. Llegar a Balboa es viajar a otro Bierzo. ¿Por qué?
Te lo voy a intentar mostrar. Podrás verlo, pero para sentirlo de verdad tendrás que venir.
Foto: Perfil de Facebook de La Pozolla de Balboa.
Balboa es esencia del Bierzo, es Bierzo concentrado que creará un recuerdo en tu memoria que te levantará una sonrisa y un querer volver. Balboa te hará saber, de verdad, lo que es la morriña.
La experiencia de Balboa es adentrarse en sus Pallozas a cenar mientras la música celta despierta a los duendes. En torno a una hoguera en tiempos de nieve o bajo las estrellas si el calor golpea el monte.
El lugar idóneo para un filandón. Es como alargar un tardeo porque hablas de todo con la gente con la que estás a gusto... pero de noche y con magia.
Ten cuidado con lo que dices y hasta en lo que piensas porque vas a estar cerca de Paraxis. Un pueblo deshabitado que tiene una iglesia con un retablo con algo que no hay en otro lugar que conozcas... ¡Un demonio! El demín de Paraxis. Una pequeña y espectral figura a la que se saca en procesión ¡y con su propia historia, sí, o!
Montes, verde donde quiera que mires, camiños, ríos, magia y tradición ancestral.
Y tú, ¿dónde catarías disfrutarías La Revelía? ¿Conoces a los hermanos de La Revelía?
Aquí tienes a Polvorete y El Zarzal.