Enrique García-Vázquez es un joven vallisoletano director, guionista y productor. Comenzó su andadura en el mundo del cine y la producción a una temprana edad. Con tan solo 23 años dirigió su primer largometraje 'Buscando la Película (Verano 2020)'. Defiende rodar en su tierra, Castilla y León, atendiendo a la visión de su generación y llega a la edición 68 de Seminci con 'Gallo Rojo', su nueva producción en la que abarca el tema de la despoblación y refleja sus valores como cineasta, tal y como expresa en una entrevista concedida a TRIBUNA.
P: ¿Qué es para García-Vázquez el cine?
R: Para mí tiene dos acepciones: una como arte y otra como espacio físico. Con 'Gallo Rojo', buscábamos juntar ambas. Porque me gusta reivindicar el cine como espacio físico y como una experiencia compartida de un grupo de personas que deciden ir a ver una película. El cine es emoción y sentimiento, que te lleva hacia una dirección y que puedes compartir con los espectadores, e incluso tener una charla con los mismos a la salida. Por ello, me parecía muy interesante tratar de recuperar el cine en zonas despobladas.
P: ¿Qué le impulsó a iniciar su carrera como director?
R: Al principio siempre eres espectador y el 99% de mí se comporta como tal. Empiezas así y, después, pasas a querer aportar al cine y a su historia global, haciendo tus propias películas. El otro día recordaba con Pino de Pablos, actriz de 'Gallo Rojo', que yo empecé montando cosas con mi móvil, que tenía la opción de parar los vídeos y para mí, eso era fantástico ya que podía montar, trucar y teletransportar a una persona o a un objeto. Así que empecé así, recorriendo un camino de divagar, fantasear y soñar. Pero también es un camino de investigación, de ver qué pasaría si hago esto o lo otro. Aprovechas que quieres investigar sobre algo, para divagar y fantasear sobre eso, y para incorporar algo sobre lo que has pensado y quieres probar, a nivel técnico y narrativo.
P: ¿Diría que le ha costado más abrirse paso dentro del mundo del cine al ser tan joven?
R: Bueno, yo he tenido unos referentes realistas para seguir su ejemplo. Esto es algo que me parece clave y que gracias a eso, creo que he podido desarrollar mi cine. Igual si mis referentes hubieran estado en Hollywood y, desde el principio, hubiera pensado que lo mío era irme hasta allí, no hubiera llegado a nada porque era una meta muy lejana. Yo me enfoqué en pensar que soy de Valladolid, en los directores y en el cine que se desarrolla aquí, en investigarlo y verlo, hasta que me di cuenta de que me encantaba el cine de Valladolid, que hay grandes directores detrás y que debía tomarles de referentes, además de ver cómo funcionan sus productoras ya que la mayoría se autoproducen.
Entonces creo que a pesar de que arranqué joven, tuve unos referentes muy realistas y cercanos, que muchos fueron profesores míos. Podía tocarles, estar en sus rodajes y me empapé de eso, me lo propuse como objetivo y estoy contento, porque siento que estoy a la altura y trabajando directamente con ellos, como con Arturo Dueñas, un director de aquí, nominado en los Premios Goya y coproductor de 'Gallo Rojo'. Siendo joven, muchas veces se tiende a irte por las nubes. Uno tiene mucha prisa, pero con los años me doy cuenta de que cada vez me gusta más hacer los proyectos a fuego lento.
P: ¿Cómo fue el proceso de crear su primer largometraje 'Buscando la Película (Verano 2020)'?
R: A veces, fuerzas en tirar hacia un lado y en tratar unos temas y tal, porque te gustaría hablar de eso, pero al final la realidad te pone en su sitio, los proyectos se te cruzan y 'Buscando la Película (Verano 2020)' es un ejemplo de ello. Varios amigos y yo, ya habíamos conseguido trabajar de esto, aunque fuera en puestos de auxiliares. Yo en alguna cosa más grande. Pero bueno, estábamos trabajando en proyectos, teniamos más o menos trabajo y yo estaba contento, porque acababa de terminar la carrera y ya estaba trabajando de lo mío.
Por ejemplo, ese verano me iba a ir a Mallorca a rodar una serie alemana, que me apetecía mucho por la experiencia de salir fuera y de repente, llegó el covid y todo eso se acabó. Deja de haber rodajes en toda españa. Pasé a estar sin trabajo y hablando con mis compañeras, ahora también compañeras de productora en Moraleja Films, dijimos de aprovechar y hacer algo propio. Así que salimos a contar nuestra realidad, la de los jóvenes que han vivido la crisis de 2008 y ahora la Covid-19, de la generación de la que muchos ya hablan de generación perdida.
P: ¿Qué le ha llevado a producir 'Gallo Rojo'?
R: Varias cosas. 'Gallo Rojo' es una película que ha cambiado mucho. Arranca con 'Buscando la Película (Verano 2020)' pues conocemos a una persona, Anxo Moure, que tiene un cine en una aldea de unos cuatro habitantes, pedanía de Chantada, en Lugo y que se llama Garabelos. Allí está el Cine Palleiriso, al que recomiendo encarecidamente que la gente vaya puesto que es increíble. Es como una especie de templo, de santuario al cine, pero que realmente es un antiguo pajar gallego. Así que, de repente, te encuentras con un cine entre los árboles donde ponen cine de autor increíble. Por ejemplo, películas que no llegan a España, iraníes, las puedes ver allí.
Cuando nos encontramos con Anxo, cambió mucho mi visión ante la vida y el cine. Empecé a buscar un cine más pequeño y en vez de soñar a lo grande, reforzó mi idea de soñar más desde el decrecimiento. Porque al final tenemos muchos problemas, entre ellos ecológicos relacionados con el crecimiento y me di cuenta, de que el cine tampoco tenía que ser algo a lo grande. También podía ser más pequeño y más rural, al igual que Anxo había hecho con su cine como espacio físico y, de ahí, surgen ciertas ideas, que van evolucionando hasta realizar ese mismo ejercicio. Es decir, plantear un cine rural, en los pueblos de la provincia de Valladolid en este caso y rodar en torno a esta idea.
P: ¿Qué significa para usted presentar 'Gallo Rojo' en esta 68 edición de la Seminci y que esté nominado en las secciones de Seminci Joven y Castilla y León en Largo?
R: Pues, lo primero me hizo gracia, porque además nos han metido en una sección que tienen que se llama Seminci Sénior. Entonces lo primero que pensé fue estamos en Seminci Joven y Seminci Sénior, y al principio me hizo gracia, pero luego dije 'claro que tiene sentido'. Porque, al final, buscábamos hacer una película que reubicase todo lo rural, que se asocia a la raíz y a la tradicción, con lo joven. Seminci lo ha visto y fue como 'muchas gracias', porque es muy bonito esto para mí. Supone todo. Que de repente te coja Seminci... Un festival tan importante, pero además jugando en casa, en nuestra propia ciudad... Se han portado de forma amable con la película, ubicándola en varias secciones y dándole un buen espacio dentro del festival, pues todo esa ansiedad que parece que tienes se solucionó porque vino Seminci a salvarnos la vida.
P: ¿Qué puede contar a los lectores acerca de 'Gallo Rojo'? ¿Por qué deberían asistir a su proyección en la Seminci?
R: Pues lo primero tienen que darse mucha prisa, porque ya hemos cubierto el aforo del Teatro Zorrilla. Todavía quedan entradas para la Sala Fundos, pero cada vez menos. Creo que tienen que verla porque es una película sobre nosotros, muy cercana para todos los vecinos. Hemos retratado muchas cosas que, a lo mejor, si te escapas 100 o 50 kilómetros de la provincia de Valladolid, la gente ya lo va a ver que no es suyo y es nuestro, y verlo en una pantalla de cine siempre impacta...
Es una película que a priori creo que va a tener cierta proyección internacional. Porque, bueno, ya estamos trabajando en ello, en su distribución y venta internacional. Pero lo que más ilusión me va a hacer, va a ser cuando la vean los vecinos de Castromembibre, el pueblo donde rodamos. Al final, más que un reconocimiento internacional, valoro el de la gente con la que convivo y de donde me quiero quedar, además de donde quiero seguir haciendo cine. Así que si viven aquí... Que se pasen a verla.
P: ¿Cuál es la razón por la que defiende grabar en la provincia de Valladolid y atendiendo a la visión de su generación?
R: Al principio tenía una obsesión por hacer un cine muy generacional. Me apetecía contar cosas muy nuestras en cuanto a generación, jóvenes, etc. Durante la carrera, cuando estudié cine y demás, recuerdo ver la época de los remakes de los 80, en la que guionistas y los directores de ese momento desarrollaban sus obras en torno a la misma y dije, mira, yo quiero hacer esto con los 90 o los 2000, tratando cosas muy nuestras como generación.
Esa era, digamos, mi obsesión de raíz y de ahí, me voy dando cuenta de que uno de los mayores problemas de nuestra región y para nuestra generación es la despoblación. Cada vez somos menos los jóvenes aquí. Cuando diriges, sobre todo cuando creas en general, tienes que buscar ser lo más consecuente o realista con quién eres y donde estás. Entonces, mirando un poco todo esto, dije tengo que tocar temas como la despoblación. Tengo que centrarme en un cine, en militar aquí y me parece muy importante el tema de quedarme, que es una decisión casi de militancia. Desde mi productora, Moraleja Films, todos hemos apostado por quedarnos en Valladolid para contar historias no solo de nuestra ciudad, sino de toda nuestra región y los pueblos, y un poco ser la voz de nuestra generación tomando esa acción casi política de quedarnos aquí.
P: ¿Seguirá con su labor de divulgar el cine realizado desde las provincias dentro de la organización del Festival Lazos?
R: Sí, claro. El Festival Lazos es un proyecto muy ilusionante, una tarea muy bonita que me enseña muchísimas cosas. Aprendo muchísimo sobre el cine y no solo viendo muchas películas. Tenemos que ver todo el contenido que nos llega, seleccionar y dar premios. Entonces no solo por eso, sino por la experiencia en sí de compartir cine con el medio rural y con las zonas más despobladas.
P: ¿Tiene proyectos futuros en mente sobre los que pueda hablarnos?
R: Estamos trabajando en alguna historia, que solo diré que es muy surrealista... Se trata de una persona de Palencia que nos va a llevar a viajar por toda Europa. También tengo un corto que se llama 'Twerk'. Hablábamos antes de investigación y fantasía, pero yo nunca me he sentido muy cortometrajista. El cortometraje es un arte y me parece muy difícil porque tienes que desarrollar mucho en muy poco tiempo, trabajar mucho los personajes y darles muchas acciones muy determinantes. Así que hago cortometrajes porque son una muy buena vía de investigación al ser más fáciles de financiar, más ligeros y poder centrarlos en un tipo de narrativa en concreto para ver si funciona. Por ejemplo con 'Juan Carlos', mi anterior cortometraje, empecé a investigar sobre el tema de masculinidades.
Por eso tengo 'Twerk', que me apetece mucho al tratar un tema muy personal y que habla de lo que implica ser hombre desde una perspectiva, quizás, un poco más de construcción. Cierto es que tiendo mucho a escribir sobre personajes femeninos, porque mi círculo es ese y cuando voy a rodar me apetece contar la realidad de quienes me rodean. Tuve una conversación con mi directora de fotografía, Karu Borge, que me dijo que tenía ganas de que hablase de un personaje masculino y me animó a escribir este guión.