La diócesis de Valladolid ha anunciado su intención de acometer una gran reforma en la catedral de Valladolid para "revalorizar" la seo metropolitana. La primera gran intervención que contempla un proyecto de "cuatro patas" tiene que ver con la huerta de la catedral, también conocida como patio de los cipreses o ruinas de la colegiata. La intención es que ese espacio de aproximadamente 1.800 metros cuadrados se abra al público y sea una prolongación de la plaza de la Universidad.
"Aunque se trata de un terreno privado, en el Plan General de Ordenación Urbana aparece como de uso público. El objetivo es adecuar el espacio al PGOU y abrirlo para disfrute de la gente". El deán de la catedral, José Andrés Cabrerizo, explica que al igual que ocurre en el Museo Patio Herreriano este espacio se abriría durante el día y -por motivos de seguridad- se cerrará por la noche. En la actualidad se mantiene clausurado al público por medio de una verja.
El proyecto, según ha podido conocer TRIBUNA, pasa por eliminar los 17 cipreses existentes, plantados en los años 80, y que señalaban simbólicamente las columnas que sustentaban la antigua colegiata del siglo XI. Desde la diócesis se explica que los expertos creen que en el subsuelo existen restos romanos, por lo que la urbanización del espacio solo contemplaría un solado "que se haría sin tocar lo que hay por abajo". No obstante, el deán dice que este extremo "no depende de nosotros". El proyecto lo ha redactado la Fundación de las Edades del Hombre.
Quieren diferenciar las dos zonas históricas que se edificaron en esta plaza: por una parte el templo románico y, por otra, el claustro. Precisamente, el área ocupada por la colegiata se plantea como una gran plaza sin edificaciones o jardines. En la zona del antiguo claustro se proyecta una pérgola, que sirva para diferenciar los dos espacios.
El deán de la catedral argumenta que la intención "es potenciar los elementos arquitectónicos de la catedral". Por eso, se pretende eliminar algunas construcciones aledañas modernas como un pasillo que ahora conecta el altar con la zona de la sacristía, para que desde el exterior se pueda ver "en todo su esplendor el proyecto de la catedral de Herrera, haciendo visible parte del crucero y una de las fachadas, ahora tapada por construcciones realizadas hace unos años". Esta intervención podía dar visibilidad a uno de los arcos de la sacristía por medio de alguna solución de cristal u otros elementos trasparentes.
Por último, se aprovecharía la plaza para realizar el nuevo acceso al Museo diocesano, que ahora se haría desde la capilla de Santa Bárbara y no por la entrada actual, junto al altar mayor, que es incompatible con las celebraciones litúrgicas.