"En la música y en el arte no hay barreras", dice Oriol Saña. Y qué razón tiene. De hecho, si alguna persona tenía dudas, la gala, organizada por la Fundación SIFU, ha ayudado a disiparlas porque la capacidad que han tenido los artistas para poner en escena sus respectivas actuaciones ha sido todo un regalo para el público asistente en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid.
Ver bailar breakdance a una persona que tiene muletas, desgraciadamente, como compañeras de vida, comprobar que se puede tocar un instrumento con tan solo mirarlo, o hacer un retrato con los pies sirven como ejemplo de que SuperArte sí es posible en Valladolid, como así se denominó la gala conducida por Irene Villa. "Vais a ver la gala más increíble e impotente de Europa. Será muy emocionante", reconocía la presentadora, que recibió una ovación nada más salir al escenario.
Todos los artistas, que han contado con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León Joven (OSCyL Joven), han demostrado que no hay excusas cuando uno tiene talento que expresar. Y, para ello, muchas son también las personas que han contribuido para que la gala aterrizara en Castilla y León.
En primer lugar, el presidente de Cascajares, Alfonso Jiménez. La recaudación de la subasta benéfica de Capones, que realizó la empresa palentina que preside, consiguió 109.307 euros para poner en marcha este evento y cubrir, además, los costes organizativos de la Subasta. En segundo lugar, la propia Fundación SIFU, que ha organizado la gala bajo la dirección artística de un Oriol Saña que, como se suele decir en estos casos, se ha pasado el juego.
Y, en tercer lugar, pero no menos importante, el público que agradeció todo el esfuerzo y el trabajo que hay detrás de unas personas que, de nuevo, volvieron a superarse sin perder... la sonrisa.
