El Fundación Aliados cae ante Vigo y se aleja de la Copa del Rey
El conjunto morado se mostró nervioso y acumuló pérdidas de balón que fueron aprovechadas por su rival
La final masculina del Valladolid Premier Pádel se saldó con la victoria de Arturo Coello y Agustín Tapia, en una ajustada final frente a Galán y Chingotto.
Como sucediera en la final femenina, Coello y Tapia salieron con fuerza, sorprendiendo con sus bloqueos y remates a Chingotto y Galán, a los que forzaron a cometer errores, lo que les concedió una ventaja de tres juegos.
Pero estos fueron capaces de reaccionar, con un Galán que se iba mostrando más seguro y que supo hacer valer su potencia en los golpes para dejar a cero a los números uno del mundo con su servicio.
Eso les dio alas para, en el siguiente juego, conseguir un "break" ante el palista vallisoletano, con el que presionaron a los favoritos, que encontraron en Galán a un serio rival, muy seguro en la pista.
A Coello, que jugaba en "casa", le costaba mantener el saque y, de hecho, el 5-4 resultó tremendamente sufrido. Lo mismo le sucedía a Chingotto, que vio cómo le rompían el último servicio, lo que suponía perder el primer set.
Pero el madrileño y el argentino no habían dicho su última palabra, y no solo minimizaron sus errores, sino que provocaron al rival a cometerlos, lo que propició un cambio en el control del juego con un 1-3, tras romper el servicio de Tapia.
Cada saque se volvió fundamental, ya que una rotura podía suponer, ganar el partido, en el caso de Coello y Tapia, o empatarlo, para Galán y Chingotto, de ahí que los juegos se fueran alargando.
Además, Chingotto iba recuperando la seguridad, lo que aportó más fuerza al equipo, que llegaba al décimo juego con un 4-5 a favor, y con Galán al servicio. Este no perdonó y forzó el tercer set, tras ganar el segundo 4-6.
Galán y Chingotto llegaban a la última manga con la moral alta, tras la remontada. Cualquier error, forzado o no forzado, iba a resultar determinante. Y la presión también podía convertirse en un enemigo.
La entrega de Galán era incuestionable, y se granjeó el cariño del público, lo cual era muy meritorio, habida cuenta de que tenía a un vecino compitiendo, el cual contaba con esa motivación extra.
Coello-Tapia utilizaban sus bloqueos y sus golpes al cuerpo del contrario perfectamente, buscando la iniciativa para forzar el error. La red era su mejor aliada, y por eso trataban de encerrar a los números dos del mundo en el fondo de la pista.
Tapia se mostraba intratable con su servicio, al igual que Galán. Con lo que el peligro estaba en los de Chingotto o Coello, para decantar la balanza de un lado o de otro. Y falló el argentino, lo que dejó en bandeja a Coello, con su servicio, la victoria definitiva en su ciudad.