Un año más, el municipio vallisoletano de Mayorga celebra sus fiestas patronales en honor a Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo del 20 al 30 de septiembre. La noche del viernes 27 tendrá lugar el momento más especial para muchos de sus vecinos, 'El Vítor'.
"Cada año es más evidente el atractivo de esta fiesta ya que no dejan de visitarla fotógrafos para captar instantáneas de fuera de nuestras fronteras", explican desde el Ayuntamiento. Y es que para muchos esta celebración marca "el comienzo y final del año".
El 27 de septiembre de 1752, se recibe en Mayorga, su pueblo natal, la segunda reliquia de Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo, natural de Mayorga, fallecido en Zaña en 1606 y canonizado en 1726 por el Papa Benedicto XIII mediante su bula Quoniam Spiritus por su labor de evangelización como Arzobispo de Lima.
Debido a que durante el avance de la comitiva cayó la noche, los vecinos salieron con teas y antorchas para poder iluminar el camino. Esas antorchas improvisadas eran pellejos de vino en desuso, que se colgaron de varales para iluminar aquella noche, naciendo así lo que hoy conocemos como La Fiesta de El Vítor.
Desde entonces, cada 27 de septiembre, los mayorganos se reúnen a las 10 de la noche en la Ermita de Santo Toribio ataviados con ropas viejas, guantes y sombreros, para proteger la piel de 'la pez' que cae ardiendo de sus pellejos colgados de varales.
El Vítor, que otorga el nombre a la fiesta, es un estandarte formado por una tabla policromada con adornos en tela y florales, concedido por la Universidad de Salamanca al Santo como uno de sus Doctorados. En la cara delantera se puede leer 'A Santo Toribio Alfonso Mogrovejo Arzobispo de Lima Hijo de esta Ilustre Villa de Mayorga', y en la cara posterior 'A expensas de Ángel García Fierro 1951' miembro de la familia encargada de la custodia.
Este tipo de estandarte contienen anagramas que combinan las letras V, I, T, O y R (en el caso de El Vítor de Mayorga V, T, R). El Vítor, cierra la comitiva junto con los Mayordomos de la Congregación que portan las Insignias. Por último, detrás de ellos, la música y la gente que baila y canta a lo largo de toda la procesión.