Dice Azucena de la Fuente, artista multidisciplinar nacida en Segovia pero criada en Valladolid, que todo es energía. Las personas son energía, los ambientes, el mundo que nos rodea. Ella vio hace años que la ciudad que la vio crecer tenía una energía muy cinéfila o, al menos, así la sentía ella: como su Manhattan particular. Con una sonrisa en la boca y rodeada de un halo de luz, también capta la energía de las personas y de las historias para llevar a la gran pantalla relatos, ya sea como actriz o como directora, que emocionen y que, además, lancen un mensaje social y de compromiso. Ahora, se encuentra rodando aquí, en su querida Valladolid, un documental sobre el club de piragüismo-dragon boat Vallkirias del Pisuerga, con mujeres que han vivido un drama como es el cáncer de mama que a ella le resulta demasiado cercano. Una historia de coraje pero con una mirada a la luz que todas ellas encontraron remando hasta la meta.
PREGUNTA: ¿De quién parte la idea de este documental?
RESPUESTA: Esta idea surge, inicialmente, en el año 2002, momento en el que escribí un guión de un largometraje, que al final no se llevó a cabo. Ya llevaba tiempo rondándome en la cabeza hacer un proyecto sobre el cáncer de mamá. En mayo de este año, leí en el periódico que con Fundación Personas estaban las Vallkirias del Pisuerga. Me pareció muy interesante y me despertó otra vez esa semilla. En julio, cuando se hizo en el Pisuerga también una competición que vinieron piragüistas a nivel internacional, siguió creciendo esta semilla. Y luego ya, cuando leí que iban a dar el pregón, dije: "¡Guau! Yo creo que la vida me está diciendo algo". Y bueno, fundamentalmente, claro, está el hecho de que yo he pasado por esa experiencia.
P: En este caso, el haber vivido la misma experiencia, convierte este proyecto en una especialmente experiencia intensa.
R: Sí. Intensísima. Es como un vendaval en tu vida. Te conectas de una forma invisible, porque es una experiencia tan fuerte en la vida de una persona que directamente entiendes y empatizas con la otra persona, porque sabes por el camino que ha pasado.
P: ¿Qué enfoque le quieren dar?
R: Quiero transmitir un mensaje de que es posible salir de la enfermedad. Yo, por ejemplo, nunca me sentí enferma. Entonces, transmitir un mensaje de ánimo y de vida, porque, de hecho, el título es 'Ancladas a la vida'. Creo que es muy significativo. Un mensaje de esperanza y de coraje. No de lucha, porque creo que aunque en el proceso hay una lucha, hay rabia, hay todos los sentimientos y emociones que te puedas imaginar, creo que es más importante dar un mensaje de amor, de alegría y de aprendizaje a través de este proceso.
P: ¿Qué formato tendrá?
R: Es un cortometraje. Que creo que el mensaje funciona bien en ese formato. Tendrá una duración entre 15 y 20 minutos.
P: ¿Qué pueden esperar los espectadores de este documental?
R: Pues creo que va a conectar muchísimo con el público. Se va a contar una historia, pero desde el punto de vista del viaje del héroe. No es solamente gente hablando de un tema. Creo que va a ser un trabajo muy, muy emocional. Porque si solo hay esperanza... ahí te quedas. Por eso hay que actuar. Y creo que este documental, 'Ancladas a la vida, es una llamada a la acción'.
P: ¿Cuál está siendo el principal reto a la hora de filmar este trabajo? ¿El aspecto técnico o el emocional?
R: Ambos. Por un lado, cuando me dijeron "ven a Medina de Rioseco, que vamos a hacer una actividad y los ciudadanos van a montar en el barco...", yo me imaginé un barco grande. Y cuando llego allí y era mini, bueno, me entró un pavor tremendo. Me pusieron un chaleco y, claro, ahí solamente cabíamos la cámara, Karu Borge, -que es la directora de fotografía- y yo, como directora. Eso ya fue un reto técnico importante. En especial cuando le dije, "venga, vamos a cambiar, tú te pones en la parte de abajo y yo me pongo en la de arriba donde están tocando el tambor". Por otro, está el reto emocional. Porque, claro, a mí ellas no me conocían ni yo a ellas tampoco y había que llegar a niveles muy de intimidad muy altos, por decirlo así. Llegar a sentimientos muy íntimos y muy profundos que a lo mejor no compartes con nadie. Y había que saber entrar ahí con un halo de respeto, fundamentalmente. De cariño y de amor.
P: Se está rodando en Valladolid, con gente de Valladolid. No sé si es la primera vez que rueda en su tierra. ¿Cómo es la experiencia de rodar en casa?
R: Rodé, pero era con gente de Madrid. Estuvimos haciendo un largometraje. Yo, quizá porque he vivido aquí, porque me he criado aquí y porque soy de aquí, siempre lo he visto como un lugar con muchísimas posibilidades, un potencial inmenso. A veces, yo, caminando por la orilla del río, pensaba que podía ser como Woody Allen, que rueda sus películas en Nueva York, pero yo en Valladolid. De eso hace muchos años, pero me alegra mucho que ahora se esté apostando por Valladolid.
P: ¿Cuándo verá la luz?
R: Me hubiera encantado estrenarlo para el 19 de octubre [Día del Cáncer de Mama], pero obviamente, no va a ser en esta fecha, es una fecha inmediata. Sí me gustaría, y seguramente sea, estrenarlo en un festival de categoría A, a nivel internacional...
P: Como directora trabaja temas muy sensibles en sus producciones. Este documental no es el primer caso.
R: Tengo la experiencia y casos de éxito como con mi primer cortometraje, en el verano del 2000, sobre el tema del abuso sexual en el trabajo. Era sobre un director de casting que abusaba de las actrices. O sea, el 'Me Too', pero 17 años antes. Otro caso de éxito es el corto de 2003 'Sueño de una mujer despierta' sobre violencia doméstica, que también ahí me pasé varios años yendo por colegios creando conciencia. Llegó a ser candidato a los Oscar. Ahora, acaba de estar en Londres con un exitazo impresionante más de 20 años después. Además, fue un instrumento que utilizó hace unos años el Ayuntamiento de París para formar a sus 42.000 agentes.
P: ¿Crees que el cine es una herramienta para el cambio?
R: Total y absolutamente. Quizá una de las más poderosas. Para mí, el arte es sublime y es algo súper poderoso. Es algo divino también. De hecho, vemos en las iglesias cosas que se rodean de artistas, del arte, de la música. Yo di, por ejemplo, para el Rotary Club de Alcalá de Henares, en el año 2005, una charla sobre el tema de cine y educación. Y era esto, porque realmente es un instrumento para educar, porque nos va directamente al subconsciente. Yo, como persona, pero también como artista, me considero que tengo una responsabilidad de transmitir algo positivo para la humanidad.
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