La exposición Huellas y Fugas abre una ventana al proceso creativo de las 17 obras españolas de Seminci

Esta reúne objetos del rodaje y permanecerá abierta hasta el 3 de noviembre, en la Sala de Exposiciones de la Oficina de Turismo de San Benito

L.S.J
Martes, 15, Octubre, 2024
Seminci

La exposición 'Huellas y fugas. El cine español en Seminci' desnuda el proceso creativo y técnico de 17 de las películas de cine español que participarán en la 69 Semana Internacional de Cine de Valladolid. La exposición, inaugurada este martes con la presencia del alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero y el director del Festival, José Luis Cienfuegos, permanecerá abierta hasta el 3 de noviembre en la Sala de Exposiciones de la Oficina de Turismo de San Benito.

Comisariada por el escenógrafo y artista visual Ramón Isidoro y por el director de Seminci, José Luis Cienfuegos, Huellas y fugas nace en esta edición con el ánimo de dar a conocer la vasta labor de producción, documentación, búsqueda y esfuerzo creativo y técnico necesarios para hacer realidad las películas españolas seleccionadas, y con la ambición de convertirse en una cita recurrente a partir de esta edición.

Los documentos, vestuario, fotografías y elementos utilizados en el rodaje de las 17 películas seleccionadas, que se proyectarán en la Sección Oficial, Punto de Encuentro, Tiempo de Historia y Alquimias, permiten un acercamiento íntimo a las imaginaciones y el pensamiento creativo de los realizadores, así como realzan la visibilidad de sus trabajos dentro del Festival.

Los objetos relacionados con el documental Waldo, de Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, son fundamentales en la narrativa de la película e ilustran la trayectoria y el impacto cultural del músico en los años 60 y 70. Por ello, se muestran la carta enviada por Stanley Kubrick para colaborar en La naranja mecánica, el cartel de su concierto en el Albert Hall de Londres y la maqueta original de la versión del Himno a la alegría, grabada por Miguel Ríos en Hispavox.

Entre los objetos incluidos en Huellas y fugas destacan por su espectacularidad los vestidos lucidos por Ángela Molina y los bailarines de La Veronal en la película Polvo serán, de Carlos Marques-Marcet. Los diseños de Pau Auli, inspirados en un cráneo humano uno y en el estilo art decó el otro, dialogan y complementan el número musical.

También llama la atención la impresión digital del cuadro Un mundo, pintado por la vallisoletana Ángeles Santos en 1919 y exhibido actualmente en el Museo Reina Sofía. Esta pintura ejerce un papel importante en la historia de La mitad de Ana, de Marta Nieto, al servir de espejo del subconsciente de la protagonista. Al igual que el mural procedente del rodaje de Hija del volcán, de Jenifer de la Rosa, fue crucial para la creación de su identidad por parte de la directora en su búsqueda de coherencia en el relato de su nacimiento y adopción.

Del mismo modo que los pantalones vaqueros de La parra, de Alberto Gracia; el rodaje con bebés en Salve María, de Mar Coll; el prototipo cibernético de Cyborg Generation, de Miguel Morillo, o el cuaderno rojo con notas sobre una generación criada en la periferia de A nuestros amigos, de Adrián Orr retratan, según sus realizadores, el rodaje de estas producciones.

Huellas y fuga reúne objetos reales a partir de los cuales surgió una película y objetos ficticios que juegan un papel en ella. En el primer caso, el hallazgo de los guiones, las notas y los bocetos de proyectos que no llegó a realizar el cineasta Fernando Ruiz Vergara hizo nacer en Concha Barquero y Alejandro Alvarado la necesidad de rodar Caja de resistencia. Así como en la exposición pueden verse publicaciones y grabaciones del grupo Cantacronache, cuyo viaje por España en los años 60 relata Pablo Gil Rituerto en La marsellesa de los borrachos.

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