Ágreda L.M.
Jueves, 24, Octubre, 2024
Cultura
Si uno no va al LAVA se pierde algo. El otro día no pude ir al LAVA y me perdí Alter ego. Pero uno nunca puede ir a ver todo. La soledad del cronista, el miedo a perderse algo bueno. Y me quedé sin disfrutar de un espectáculo muy bueno, según un amigo, de lo mejor que ha pasado por el LAVA.
Uno, tiene que reconocerlo es adicto al placer. Aunque el placer también puede ser agotador, no se puede pasar uno viendo teatro diariamente, eso cansa al más pintado. El resultado de estar expuesto a disfrutar continuamente, esa demanda de gozo infinito cuando uno se sienta en la butaca de un teatro también produce insatisfacción.
La insatisfacción es una forma de impotencia. Me lo perdí y por ahora no tiene remedio. El diez que le dio mi amigo todavía me da vueltas en la cabeza. Efectivamente, hay en esta época más espectáculos que nunca, todos con sus mensajes, sus promesas, su precarización que uno tiene dar una vuelta en la cabeza y a veces es frustrante.
Y justo cuando no va a uno, resulta que es muy bueno. Ser un crítico muchas veces te convierte en un extraño, un extranjero que se sienta en su butaca y empieza a traducir lo que está viendo en escena y también se traduce a sí mismo. Es en definitiva hacerse pasar por otro. Es complicado que alguien te cuente lo que tú no has visto. Las palabras no tienen tanto poder. El ojo es el órgano de la verdad. Aunque ahora se lleva mucho eso de ver sin estar que decía el maestro Emilio Lledó.
Alfonso Losa al baile y Paula Comitre, Sandra Carrasco Ismael 'El Bola' y el 'Peli' a la guitarra pasaron por la Sala Concha Velasco del LAVA y recibieron los elogios merecidos del público que les aplaudió a rabiar. Pero tengo esperanza. La esperanza dice Byung-Chul Han habita en el futuro y la temporada del LAVA no ha hecho más que comenzar. La esperanza es la condición de la vida misma y siempre se proyecta en el futuro. Con eso me consuelo. Ahora mismo lo que más necesito es no pensar que me he pedido Alter ego. Me aferro a la esperanza para infundirme ánimos.
El miedo a perderse algo (FOMO, por sus siglas en inglés) se ha instalado en mí y ahora mismo estoy buscando una luz redentora que me permita bajarme de ese tren y volver a la cordura lo antes posible. Al placer de la renuncia.