La 69ª Seminci se presentó con varias novedades antes de cumplir los 70 años en Valladolid. Entre ellas, destacaba el nuevo logo, diseñado por los profesionales Félix Rodríguez y Ana María Hernández que, bajo la firma de Pobrelavaca Studio, estuvieron un mes entero analizando y dando forma a la idea de la dirección del festival con el fin de "actualizar" el logo confeccionado por el pintor Manuel Sierra en 1984. Ambos diseñadores han atendido a TRIBUNA para explicar el proceso y aclarar las dudas que surgieron por el camino cuando el festival anunció que iba a cambiar su imagen. "Cada vez que lo vemos estamos más orgullosos", apuntan.
La idea de estrenar el logo nace del director, José Luis Cienfuegos, que es el que, de hecho, llama a estos dos diseñadores para comunicarles que se había convocado un concurso con la intención de modificar la imagen del festival. El cineasta transmite a Félix y a Ana que optaban a que el nuevo logo pudiera llevar la firma de ambos. "Nos pasaron un 'briefing' bastante bien argumentado. Nos le leímos y pudimos extraer del mismo toda la información que ellos necesitaban para plasmarlo en la identidad. Nos dieron un mes para hacerlo", explica Ana.
Analizado el 'briefing', los diseñadores eran conscientes de que el beso "tenía un peso muy específico", ya que está "ligado a las emociones de la gente", por lo que hacer un logo diferente a un beso estaba más que descartado. "Nos parecía esencial", comenta Ana. Félix, por su parte, revela que tenían la "responsabilidad" de "representar bien el significado del festival" para que el mismo "creciera". Para lograrlo, compusieron una "herramienta", que ha ayudado a las marcas "a mostrarse" tal y como son. "La identidad que tenía Seminci ya tenía 40 años y en un festival como este, esta imagen había que exponerla en el ámbito internacional y, sobre todo, a nivel gráfico", argumenta.
Por esa razón, se han involucrado "tanto" en el proceso que han trabajado "en más de 700 soportes", algo que antes era "inviable" porque "no existían las plataformas que hay ahora". "Nos ha tocado trabajar en un diseño que pudiera comunicar todo lo necesario y, además, con esa posibilidad de crecer. Cuando tú ves el cartel de una película, te encanta comprobar en qué festivales se ha presentado, y eso no lo no estaban haciendo las distribuidoras", sostiene.
Ana y Félix quieren que la gente conozca las razones que rodean a la polémica decisión de cambiar el logo que, por ejemplo, "no tenía una tipografía que se sustentara". "Era una tipografía que no daba la imagen de un festival importante como ha sido, es y será Seminci. Las tipografías nos hablan y tienen que ser elementos funcionales", reconocen los diseñadores que apuntan al propio icono para seguir razonando. "Eran unos labios que se utilizaron en el 1984 para un cartel... En la actualidad, el uso de los mismos era un poco anacrónico... Hemos mejorado su forma para ganar versatilidad y limpieza", revela Félix.
Ana, por su parte, comenta que el citado 'briefing' dejaba "entrever" algo que "ellos mismos tenían que interpretar", puesto que, en ningún momento, querían "perder el respeto a esa marca que ya tenía la ciudad". De hecho, explica que si un vallisoletano compara el logotipo de 1984 con el actual, comprobará que "el grosor es el mismo", con la excepción de que los otros labios "eran más cerrados" y ahora se han extendido. "Eran, incluso, algo sexualizados. Ahora tenemos uno único", aclara, de nuevo, Félix.
Cabe recordar que en su puesta en escena, ambos diseñadores entregaron "150 páginas" para que la gente "viera el trabajo y el esfuerzo que hay detrás" con "animaciones, versiones, formatos y carteles". Félix recuerda el trato "maravilloso" que tuvieron por parte de Seminci, un festival compuesto por "grandes profesionales". De hecho, al haberse "involucrado" en el proceso "más de lo previsto", los labios presentados ya eran los primeros que hicieron en su estudio porque tenían "muy asumido" lo que quería el festival. La propuesta fue recompensada con 10.000 euros.
"Nos sentimos muy bien pagados. Otra cosa es lo que cobraríamos por un proyecto así... porque nos hemos involocurado mucho. Hemos querido estar presentes en todos los estamemos del festival. Si hemos hecho más, ha sido por iniciativa propia", añade.
Los diseñadores han dado su versión sobre los comentarios que han ido recibiendo a través de las redes sociales, donde se "ha volcado mucho odio". "Nos da mucha lástima porque esa misma gente me la encuentro luego en jornadas de la salud mental o de enfermedades mentales... No hemos querido contestar a ninguna crítica, solo hemos puntualizado alguna en los medios que han errado parte de la información", confiesa Félix.
Ambos han seguido la estrategia de que pasaran las jornadas del festival para que la gente "pudiera descubrir" su trabajo. "Vamos a dejar que pase el festival. Haremos después nuestra lectura de cómo lo hemos vivido porque hemos pasado unos meses muy duros viendo críticas. Muchas de ellas no tenían fundamento", explica. Ana, por ejemplo, asegura que no le han molestado tanto las críticas porque cree que están enfocadas "más a la política que al propio diseño". "No me puedo tomar enserio este tipo de cosas", reitera.
En cualquier caso, aceptan las críticas, sean o no sanas, porque creen que el festival "ha cobrado una entidad internacional" que antes no tenía. "Todo el mundo ha utilizado la política para hacer una crítica. Me sorprende que nos hayan acusado de quitar el logotipo, y no de mejorarlo, cuando el PP, PSOE y VTLP nos dieron la enhorabuena. Lo único que queríamos es facilitar a la gente a que pueda mover la imagen, que estaba escondida. Los patrocinadores, por ejemplo, han puesto el logo en todos sus formatos. La nueva identidad da pie a ello", sentencia.
