Fiyi hizo los deberes, no sin dificultades, en el José Zorrilla en un vibrante encuentro que se acabó decidiendo en el último tramo del mismo. Fue, de hecho, la selección que ejerció de aguafiestas en mitad de un ambiente extraordinario de rugby con más de 15.000 personas presentes que fueron, poco a poco, llenando los aledaños del feudo blanquivioleta.
España comenzó, alentada por los suyos, con muchas ganas. Sus buenos minutos se tradujeron en ensayos, pese a la incertidumbre que rodeó toda la primera mitad con intervenciones arbitrales inlcluidas. Gonzalo López, que hizo lo que quiso en Valladolid, cogió el timón del partido y empezó a transformar un golpe de castigo tras otro.
La ovación de la afición al descanso (10-7) fue merecida, a pesar de las buenas intentonas de Fiyi en los últimos compases del primer acto. Tales fueron los aplausos, que el estadio rindió un merecido homenaje a los participantes de la primera y, hasta ahora, única participación de España en un Mundial de rugby, que salieron al centro del estadio José Zorrilla para ser reconocidos.
La reanudación le sentó mejor a los visitantes que parecía que les costaba reaccionar con un 19-7 en el marcador y con, apenas, y sorprentenmente, pocos acercamientos peligrosos. Sin embargo, el cansancio y el esfuerzo defensivo lastraron a España que, finalmente, no pudo mantener la ventaja.
Fiyi aprovechó la ocasión y enlazó cuatro ensayos consecutivos para sentenciar el partido, pero no un José Zorrilla entregado al rugby, ue merece, si así lo decide 'Hansen', una nueva oportunidad en febrero.